Sobre los posibles efectos adversos de la vacuna del VPH

Ante la nota publicada hoy en el diario La Nación acerca de los posibles efectos adversos de la vacuna contra el VPH, Fundación Huésped manifiesta su profunda preocupación y expresa la responsabilidad de difundir las siguientes aclaraciones. El Ministerio de Salud de La Nación oportunamente recopiló la información relacionada sobre la seguridad de la vacuna. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró un  reporte de seguridad, tal como lo hizo el  Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades  y el Centro de Control para la Prevención de Enfermedades.

A la fecha, la OMS ha evaluado la seguridad en más de 200 millones de dosis aplicadas en el mundo sin un riesgo especialmente alto de complicaciones. Como con todas las vacunas, en ocasiones pueden presentarse reacciones adversas, la mayor parte de ellas leves, que se han calculado de 1 cada 100.000 casos. En Argentina la vigilancia de ESAVI (eventos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización) con más de 2.000.000 de dosis aplicadas de vacuna contra VPH desde su incorporación, cuenta con 208 ESAVI notificados (el 0.01%). De ellos, el  96% fueron leves y moderados, con solo 8 (el 0,0004% del total de las dosis aplicadas) eventos graves (rash, síncopes vasovagales y broncoespasmo) con recuperación sin secuelas en todos los casos.

Según la Organización Panamericana de la Salud, en el año 2012 más de 83.000 mujeres fueron diagnosticadas de cáncer cervicouterino y casi 36.000 fallecieron por esta enfermedad en las Américas. Si se mantienen las tendencias actuales, el número de muertes en esta región aumentará un 45% en 2030.

Por su parte, las tasas de mortalidad son 3 veces más altas en América Latina y el Caribe que en Norteamérica, lo que evidencia las enormes desigualdades existentes en el ámbito de la salud. A pesar de ser prevenible, en Argentina se diagnostican alrededor de 5.000 nuevos casos de cáncer de cuello de útero y mueren 2.000 mujeres por año. Ésto afecta principalmente a mujeres pobres, con bajo nivel educativo y cuya cobertura de salud es el sistema público. Muchas de ellas no saben que existe una prueba para detectarlo y/o tienen dificultades de acceso al sistema de salud.

Por su parte, los casos de cáncer de ano y de boca y garganta están en aumento y -al contrario de lo que ocurre con el cáncer de cuello uterino- no hay pruebas para detectarlos de manera temprana, por lo que se los identifica en una etapa más avanzada, cuando es más difícil tratarlos. Por estos motivos, la vacuna resulta un componente eficaz dentro de un abordaje integral para el control y la prevención del VPH.

Diversas experiencias mundiales muestran en las poblaciones vacunadas reducciones de hasta un 90% en verrugas y casi un 80% en las tasas de infección por VPH asociados al cáncer. Sería deseable que la difusión de información a través de los medios de comunicación contemplara la consulta a autoridades en Salud Pública, Organismos asesores y expertos en el tema, teniendo en cuenta el impacto de este tipo de noticias en la población. En este caso, su influencia en la vacunación de los adolescentes de nuestro país, a quienes expone al riesgo de contraer el VPH y desarrollar una infección persistente que pueda evolucionar en cáncer de cuello de útero o de otras localizaciones.

 

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