Preguntas frecuentes

Si. Al igual que las mujeres pueden sentir atracción hacia otras mujeres, los varones pueden sentir atracción hacia otros varones. No existe una sola forma de tener parejas sexuales. Podemos sentir atracción por personas de otro género o de nuestro mismo género, o por personas de varios géneros. No hay una orientación sexual más “normal” o saludable que otra. Es parte de los derechos sexuales vivir la orientación sexual libremente, sin presiones ni violencia.

Si. Al igual que los varones pueden sentir atracción hacia otros varones, las mujeres pueden sentir atracción hacia otras mujeres. No existe una sola forma de tener parejas sexuales. Podemos sentir atracción por personas de otro género o de nuestro mismo género, o por personas de varios géneros. No hay una orientación sexual más “normal” o saludable que otra. Es parte de los derechos sexuales vivir la orientación sexual libremente, sin presiones ni violencia.

La orientación sexual puede variar a lo largo de la vida. Ser bisexual es sentir atracción sexual por personas de ambos géneros. Es solo una manera, entre otras, de vivir la sexualidad.

La orientación sexual puede cambiar a lo largo de la vida. Las personas que se auto-perciben como heterosexuales son aquellas que sienten atracción sexual por personas del otro género. Es solo una manera, entre otras, de vivir la sexualidad.

Es sentir atracción sexual, física y emocional por personas del mismo género. En general, a las mujeres se las llama lesbianas y a los varones gays. Es una orientación sexual tan válida y saludable como cualquier otra, y puede cambiar a lo largo de la vida.

Sí. La orientación sexual no es inmutable, podemos vivir nuestra sexualidad de manera diferente en distintos momentos de la vida o incluso gustos/sentimientos de atracción diversos pueden convivir en un mismo momento.

Sí. Todas las personas pueden ejercer la maternidad o la paternidad, independientemente de su orientación sexual o su identidad de género. Elegir tener o no hijos es un derecho de todas las personas.

Se refiere a los aspectos socialmente atribuidos a un individuo, diferenciando lo masculino de lo femenino, en base a sus características biológicas. Es decir que es lo que las sociedades esperan que piense, sienta y actúe alguien por ser varón o por ser mujer. Por ejemplo, se dice que “los hombres no lloran” o que “a las mujeres les gusta la ropa”. Así, el género condiciona los roles, las posibilidades, las acciones, el aspecto físico y la expresión de la sexualidad de las personas.

Trans es una persona cuya identidad y/o expresión de género no se corresponde con el género asignado al nacer. El común denominador, entre las diferentes variantes de las identidades trans, es la no conformidad entre el género vivenciado y el asignado. Las mujeres trans asumen su identidad de género como femenina a pesar de que el género asignado al nacer es masculino, a los hombres trans se les asigna el género femenino al nacer y su identidad de género es masculina. En algunos casos, no se identifican con ninguno de los géneros convencionales (femenino y masculino).

Son zonas sensibles al estímulo sexual. Si bien hay zonas especialmente sensibles, como los genitales, todas las zonas del cuerpo pueden ser erógenas.

La función de los testículos es producir espermatozoides y testosterona, la hormona sexual masculina. Tienen una envoltura que los protege, llamada escroto, que conserva una temperatura óptima para los espermatozoides, alejando o acercando los testículos al cuerpo de acuerdo a si el clima es caluroso o frío.

El clítoris es el órgano sexual eréctil que se encuentra en la parte anterior de la vulva de la mujer, y su función es la de producir sensaciones placenteras. Solo es visible una décima parte de su volumen total.

Los ovarios forman parte del sistema reproductor femenino. Son dos glándulas del tamaño de una almendra. Contienen los óvulos y además producen hormonas. En general, en cada ciclo menstrual, se van turnando para hacer madurar un óvulo y liberarlo.

El himen es una membrana que forma una especie de anillo. Se encuentra en la parte externa de la vagina y protege de la entrada de gérmenes. Esta membrana se puede o no romper en las primeras relaciones sexuales. El pene erecto, al ejercer presión sobre la vagina, puede producir rupturas en el anillo, que pueden ser dolorosas. También puede romperse realizando actividades físicas o no romperse nunca, según su elasticidad.

Son pequeñas gotitas que salen del pene erecto, previas a la eyaculación. Como el semen, contiene espermatozoides. Justamente por eso hay que utilizar preservativo desde el comienzo de la erección. También, por ese motivo, el coito interrumpido no es una práctica recomendable para evitar embarazos.

Aumento de estatura, desarrollo de los pechos, secreciones vaginales transparentes o blanquecinas, crecimiento del vello púbico, corporal y facial, ensanchamiento de la cadera (vinculado con la posibilidad de embarazo y parto), aparición de granitos, transpiración y olor corporal. Inicio de la menstruación, y la posibilidad biológica de embarazo. Aparecen nuevas sensaciones placenteras, acompañadas de fantasías relacionadas con otras personas.

La menstruación, también llamada regla o período menstrual, es un sangrado vaginal, que suele durar entre tres y siete días. La sangre menstrual es en parte sangre y en parte tejido del endometrio (pared que recubre la parte interna del útero) que se forma durante todo el ciclo menstrual para un eventual embarazo y que al final se desprende si no alberga un óvulo fecundado.

A partir de que la mujer tiene su primera ovulación, que ocurre antes de la primera menstruación. Una vez que se comenzó a ovular es posible un embarazo.

Crecimiento en peso y altura, desarrollo de la musculatura, crecimiento de los testículos y el pene, poluciones nocturnas, crecimiento del vello púbico y corporal, cambios en la voz, aparición de granitos, transpiración y olor corporal. Comienzan las eyaculaciones y la posibilidad biológica de procreación. Aparecen nuevas sensaciones placenteras, acompañadas de fantasías relacionadas con otras personas.

En la pubertad, cuando comienzan las eyaculaciones, se inicia la posibilidad biológica de procreación.

No hay un momento correcto o ideal. Comenzar a tener relaciones sexuales es una decisión íntima y personal. Es un derecho de cada persona decidir cuándo, cómo, con quién hacerlo y si hacerlo. Superar los mandatos sociales y conectarse con los propios deseos y necesidades es la forma de elegir mejor el momento o si hacerlo.

No siempre hay sangrado y no siempre duele, depende de cada mujer o persona con himen. En caso de haber ruptura del himen puede producir algo de dolor o molestia, y un pequeño sangrado.

No. Todas las creencias populares, mitos y tabúes asociados a la masturbación son falsos. La masturbación es una práctica sana que no causa ningún tipo de enfermedad ni de trastorno. Es normal, placentero, y ayuda a conocernos y a disfrutar de nuestro cuerpo tanto a varones como a mujeres.

Sí. No hay ninguna contraindicación médica al respecto, todo depende de las ganas y la comodidad que experimenten las personas que van a tener relaciones sexuales, y que sea un momento de placer y disfrute para ambas. Se recomienda mantener relaciones sexuales con preservativo para evitar la transmisión de infecciones de transmisión sexual.

¡Una sola vez! Debe utilizarse uno distinto en cada relación sexual y, además, en cada práctica sexual (vaginal,anal u oral) para evitar llevar bacterias o gérmenes de una zona del cuerpo a otra.

Los preservativos se pueden romper por muchas razones. Generalmente se rompen si no se colocan correctamente, si están vencidos o no se conservaron adecuadamente, o si se usa el lubricante incorrecto (usar un lubricante a base de aceite con un preservativo de látex puede producir una rotura).

El placer es subjetivo, en las relaciones sexuales con preservativo se puede tener las mismas sensaciones o diferentes, se puede sentir más o menos placer, depende de cada persona. Lo importante es saber que es la forma más efectiva de evitar la transmisión de ITS.

La lubricación ayuda a que las relaciones sexuales sean seguras y placenteras. Cuando las mujeres se excitan, la vagina suele lubricarse para favorecer la penetración. La mayoría de los preservativos vienen lubricados para reducir el riesgo de que se rompan y disminuir las molestias que puede producir la fricción. Además, el uso de lubricante es muy recomendable para el sexo anal, ya que esta zona genera muy poca mucosa. También se recomienda su uso en mujeres luego de la menopausia, cuando hay aumento de la sequedad vaginal.

Existen diferentes formas de lubricar. Algunas son naturales como las secreciones vaginales o la saliva. También hay lubricantes artificiales que se pueden comprar o conseguir de manera gratuita.

Los lubricantes disponibles en el mercado pueden ser a base agua, glicerina o silicona. Sin embargo solo deben usarse los que son a base de agua. Los demás pueden dañar el látex y disminuir o anular la eficacia del preservativo. Tampoco es recomendable usar aceites, vaselina, lociones, cremas, manteca, etc. ya que además de dañar el preservativo pueden irritar los genitales.

Los lubricantes tienen que aplicarse por fuera del preservativo, en la vagina o en el ano. No hay que aplicarlos directamente sobre el pene, ya que pueden hacer que el preservativo se deslice y se salga.

Para que se produzca un embarazo debe coincidir la entrada de espermatozoides, durante el coito, con días cercanos a la ovulación. Si el óvulo fecundado por el espermatozoide logra trasladarse desde la trompa hasta el útero, e implantarse allí, comienza el embarazo. El óvulo fecundado es una célula que comienza a dividirse y multiplicarse, se convierte en embrión y luego en feto. Se desarrolla durante nueve meses hasta el nacimiento.

No, ya que no hay posibilidad de que los espermatozoides se encuentren con los óvulos.

No. Acabar afuera no es seguro porque el líquido preseminal (que sale antes de la eyaculación) también contiene espermatozoides.

No. Especialmente durante la adolescencia, cuando el ciclo menstrual es muy variable, resulta difícil calcular cuándo será la ovulación.

Si el pene no llega a introducirse en la vagina es prácticamente imposible, pero no hace falta que la penetración sea total para que haya posibilidad de embarazo.

Sí, existe aun menstruando. Si bien es menos probable, no es imposible un embarazo durante la menstruación, ya que la mujer puede estar cerca de la fecha de ovulación, y los espermatozoides pueden vivir y fecundar al óvulo hasta cinco días después de la relación sexual.

Sí. En la primera relación sexual, como en las posteriores, se puede producir un embarazo, siempre que haya penetración pene-vagina y no se utilice un método anticonceptivo.

Si tuviste relaciones sexuales sin protección, tenés un atraso de 10 días en tu menstruación, y pensás que podés estar embarazada, podés recurrir a una prueba de embarazo. Una forma rápida y segura de saber si estás embarazada es realizarte un test de embarazo. Lo podés conseguir gratis en las Consejerías de Salud Sexual y Reproductiva. También se compran en la farmacia sin necesidad de tener una receta. Son fáciles de hacer y de interpretar el resultado que da.

En general, estos test diagnostican el embarazo a partir de la presencia de una hormona (Gonadotrofina Coriónica Humana, hCG) en tu orina. Dependiendo del tipo de test deberás seguir determinadas instrucciones (hacerlo determinado día de tu ciclo menstrual, con una cantidad de horas de retención de orina, etc.). Ofrecen un resultado confiable en un 98%.

Si el resultado es negativo y no menstruás acercate al hospital, centro de salud o consejería de salud sexual y reproductiva más cercano a tu domicilio. Allí te propondrán realizarte un análisis de orina o un análisis de sangre (dosaje de Subunidad Beta de hCG). Se trata de una simple extracción, que ofrece un resultado 100% seguro a las pocas horas de realizado.

No, ya que actúa retrasando la ovulación y espesan el moco del útero. Así, evita que se junten el óvulo con el espermatozoide. Si esto ya ocurrió, las pastillas no tienen efecto y el embarazo continúa, sin ningún daño para el embrión.

Las primeras 12 horas son clave, porque la efectividad es del 95 por ciento. Luego, la efectividad va
disminuyendo con el paso del tiempo. Por tal motivo, se recomienda tomarla lo antes posible. Puede tomarse hasta cinco días después de la relación sin protección o donde falló el método.

Sí, una mujer que no haya tenido hijos también puede elegir este método, y solicitar su colocación por un profesional en un Centro de Salud u hospital.

El alcohol no tiene un efecto directo sobre las pastillas anticonceptivas. En caso de que existiera una intoxicación por alcohol que lleve al vómito esto puede afectar que la pastilla sea absorbida. En ese caso podría modificar su efecto. Para saber qué hacer consultá ¿Qué hacer si tuviste vómitos o diarrea y estas tomando pastillas?

La inyección anticonceptiva se aplica una vez cada 30 días, en la misma fecha calendario. Para esto es importante recordar el día en que se aplicó la primera inyección y aplicar las siguientes inyecciones en esa misma fecha de los meses siguientes. Por ejemplo, si la primera inyección fue el 3 de febrero, se aplicarán las siguientes todos los 3 de cada mes.

La inyección puede darse hasta con 3 días de adelanto o de demora de la fecha en que debía aplicarse y mantiene la eficacia anticonceptiva. Aunque se recomienda hacerlo siempre el mismo día. El sangrado suele presentarse entre los 15 y 20 días posteriores a la aplicación de la inyección.

Si bien se puede empezar cualquier día del ciclo, se recomienda aplicar la primera inyección el primer día de menstruación. Las siguientes inyecciones deben realizarse teniendo en cuenta la fecha calendario de esa primera aplicación y no cuando viene la menstruación.

El sangrado posterior a la primera aplicación, cuando ésta se realiza el primer día de menstruación, se adelantará y luego se regularizará. En este caso no se requiere método adicional de respaldo.

Si la primera inyección se aplica en cualquier otro momento del ciclo, o ante la ausencia de menstruación, podrá aplicarse siempre y cuando exista razonable certeza de que la mujer no está embarazada. Debe considerarse el uso de un método anticonceptivo de respaldo (método de barrera, por ejemplo) durante los primeros siete días después de la inyección.

Si tenés dudas, podés hacer una consulta en cualquier centro de salud o llamar a la línea de información gratuita que ofrece el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable al 0800 222 3444.

El modo de tomar pastillas anticonceptivas varía según se trate de un blíster de 21 o de 28 comprimidos.

Si el envase o blister tiene 21 comprimidos:

• El mismo día que comienza la menstruación se toma la primera pastilla de la primera caja.
• La usuaria debe tomar un comprimido por día, siempre en el mismo horario. Después descansa 7 días (no debe tomar la pastilla por 7 días) y reinicia la toma con un nuevo envase en el octavo día, aunque aún dure el sangrado.
• Durante este período de 7 días de descanso debería aparecer el sangrado. Si la usuaria no comienza el nuevo blíster el octavo día, debe considerarse como un olvido de la primera semana.

Si el envase o blister tiene 28 comprimidos:

• El mismo día que comienza la menstruación se toma la primera pastilla de la primera caja.
• La usuaria debe tomar un comprimido por día, siempre en el mismo horario.
• Una vez terminado el envase debe reiniciar uno nuevo sin ningún día de descanso. En lugar de realizar el descanso, en este caso se toman los comprimidos placebos (4 o 7 según la presentación), generalmente de color diferente en el blíster. El sangrado aparecerá durante la semana en la que se toman los comprimidos placebo o durante el inicio del siguiente blíster o envase.

En ambos casos:

• Es importante respetar la hora de toma de la píldora.
• Tanto durante los 7 días de descanso como durante la toma de los comprimidos placebo, el efecto anticonceptivo está garantizado, siempre y cuando se hayan tomado adecuadamente 7 comprimidos activos previos.
• No es necesario interrumpir por uno o varios meses la toma de anticonceptivos para “descansar”.

Tan importante como saber de qué manera se transmite el virus, es saber qué conductas o prácticas no lo hacen. Tener relaciones sexuales utilizando preservativos, un estornudo, la picadura de un mosquito, compartir la vajilla o los mismos servicios higiénicos, la depilación con cera, no transmiten el virus. La saliva, las lágrimas, el sudor, el aire y el agua, al igual que los alimentos no son vehículos de transmisión. Tampoco lo son el practicar deportes, besarnos, abrazarnos, darnos la mano, jugar, trabajar o estudiar, bañarnos en duchas o piscinas e intercambiarnos la ropa con personas que viven con VIH. Quien recibe una transfusión de sangre debidamente controlada, no corre riesgos. La Ley Nacional de SIDA N° 23798, exige el control de toda sangre a transfundir. Todo procedimiento que incluya riesgo de corte o punción (pinchazo), debe ser efectuado con material descartable o esterilizado.

La vacuna contra el VPH se incorporó al Calendario Nacional de Inmunizaciones en 2011 y se aplica de manera gratuita y obligatoria a todas las mujeres de 11 años o nacidas a partir del año 2000. En enero de 2017 se incorporó para niños de 11 o para varones nacidos a partir de 2006. La vacuna debe aplicarse en tres dosis: después de la primera, la segunda se aplica al mes y la última a los seis meses.

El Ministerio de Salud de La Nación oportunamente recopiló la información relacionada sobre la seguridad de la vacuna. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró un reporte de seguridad, tal como lo hizo el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades y el Centro de Control para la Prevención de Enfermedades.

A la fecha, la OMS ha evaluado la seguridad en más de 200 millones de dosis aplicadas en el mundo sin un riesgo especialmente alto de complicaciones. Como con todas las vacunas, en ocasiones pueden presentarse reacciones adversas, la mayor parte de ellas leves, que se han calculado de 1 cada 100.000 casos. En Argentina la vigilancia de ESAVI (eventos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización) con más de 2.000.000 de dosis aplicadas de vacuna contra VPH desde su incorporación, cuenta con 208 ESAVI notificados (el 0.01%). De ellos, el 96% fueron leves y moderados, con solo 8 (el 0,0004% del total de las dosis aplicadas) eventos graves (rash, síncopes vasovagales y broncoespasmo) con recuperación sin secuelas en todos los casos.

Según la Organización Panamericana de la Salud, en el año 2012 más de 83.000 mujeres fueron diagnosticadas de cáncer cervicouterino y casi 36.000 fallecieron por esta enfermedad en las Américas. Si se mantienen las tendencias actuales, el número de muertes en esta región aumentará un 45% en 2030.

Por su parte, las tasas de mortalidad son 3 veces más altas en América Latina y el Caribe que en Norteamérica, lo que evidencia las enormes desigualdades existentes en el ámbito de la salud. A pesar de ser prevenible, en Argentina se diagnostican alrededor de 5.000 nuevos casos de cáncer de cuello de útero y mueren 2.000 mujeres por año. Ésto afecta principalmente a mujeres pobres, con bajo nivel educativo y cuya cobertura de salud es el sistema público. Muchas de ellas no saben que existe una prueba para detectarlo y/o tienen dificultades de acceso al sistema de salud.

Por su parte, los casos de cáncer de ano y de boca y garganta están en aumento y -al contrario de lo que ocurre con el cáncer de cuello uterino- no hay pruebas para detectarlos de manera temprana, por lo que se los identifica en una etapa más avanzada, cuando es más difícil tratarlos. Por estos motivos, la vacuna resulta un componente eficaz dentro de un abordaje integral para el control y la prevención del VPH. Diversas experiencias mundiales muestran en las poblaciones vacunadas reducciones de hasta un 90% en verrugas y casi un 80% en las tasas de infección por VPH asociados al cáncer.

Estos pueden ser un síntoma de algunas de las infecciones de transmisión sexual o de algún desequilibrio en los genitales. Ante estas señales es importante consultar a un profesional de la salud y realizar los estudios y/o tratamiento en caso de que sean indicados. Podés hacer una consulta en cualquier centro de salud o llamar a la línea de información gratuita que ofrece el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable al 0800 222 3444.

Fuentes :
Experiencias para armar. Manual para talleres en salud sexual y reproductiva. Ministerio de Salud de la Nación.
Métodos anticonceptivos. Guía práctica para profesionales de la salud. Ministerio de Salud de la Nación.
Chau Tabú. Ciudad de Buenos Aires