A 12 años de la sanción de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), realizamos un estudio para evaluar su implementación. La investigación se realizó en dos etapas: una encuesta dirigida a estudiantes y otra a docentes de nivel medio. Los resultados de ambas instancias del estudio son congruentes: a pesar de que la ley propone un abordaje transversal a todas las materias e incluye la promoción de derechos sexuales y reproductivos y comprende también los aspectos psicológicos, sociales, afectivos y éticos, tanto docentes como estudiantes identifican la educación sexual integral con temas biológicos.
El 50% de los estudiantes y el 96% de los docentes indican que conocen la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). Sin embargo, sólo la mitad de los docentes entrevistados recibió formación en capacitaciones proporcionadas por el Estado. El 57% de los docentes indica que buscó información por sus propios medios. En este sentido, según un pedido de acceso a la información que realizó Fundación Huésped al Ministerio de Educación de La Nación, durante 2016 se capacitaron de manera presencial 200 docentes y hasta agosto de 2017, 1.050. Mientras que durante que en 2015 habían sido 55 mil y en 2014, 28 mil.
Para el 86% de los estudiantes, la ESI es “aprender sobre el aparato reproductor”. Mientras que cuatro de cada diez docentes entrevistados señala al aparato reproductor entre los temas que trabaja cuando aplica la ESI. Este es uno de los principales conflictos entre lo que propone la Ley de Educación Sexual Integral y su implementación. Todavía se la asocia con la enseñanza del aparato reproductivo y esto inevitablemente la vincula a los espacios de Ciencias Naturales. Aquí se presenta la primera limitación de la aplicación de la ESI, los temas vinculados a derechos sexuales y reproductivos, diversidad y género quedan por fuera del marco institucional.
Respecto a la implementación de la ESI en el aula, el 86% de los docentes entrevistados indica que la incorpora a sus clases. La mitad lo enmarca en una decisión conjunta, personal e institucional. Sin embargo, cuando se consultó sobre la forma de tratamiento de la ESI, la estrategia más mencionada fueron charlas espontáneas a partir de consultas por parte de los estudiantes. Sin embargo, ellos mismos indican que frente a situaciones de embarazo en su escuela secundaria, lo que predomina es el debate entre los propios estudiantes (45%). Sólo el 39% menciona algún abordaje por parte del personal de la institución (docentes y preceptores) y el 38% indica directamente que no se habló del tema.
“Si bien la Ley comprende la incorporación de situaciones de embarazos o discriminación, como disparadores para tratar la ESI, su implementación no puede limitarse al tratamiento informal. Es igual de importante que así como se llevan adelante conversaciones con los estudiantes, exista una planificación curricular en todas las materias, que pueda abordar otros temas además del aparato reproductivo”, agrega Cecilia Valeriano y concluye: “debe existir un enfoque institucional, una decisión por parte de las autoridades de las escuelas y el Ministerio para que efectivamente la ESI se aplique”.