¿Cómo se previene?
Usado correctamente, el preservativo reduce el riesgo de transmisión del VPH. Sin embargo, no lo elimina del todo ya que el virus puede alojarse en puntos de la zona genital-anal que no quedan protegidos por el preservativo. Aún así, se aconseja siempre su uso ya que también previene otras infecciones de transmisión sexual.
Con el fin de detectar lesiones en forma temprana y prevenir el desarrollo de cáncer de cuello uterino, se recomienda la realización del Papanicolaou y/o test de VPH como método de control a todas las personas con útero entre los 21 y los 64 años. La edad de inicio de los controles se puede adelantar o extender en algunas poblaciones particulares, como la de personas que viven con el VIH o personas inmunocomprometidas. La prueba recomendada para estos controles te la indicará el equipo de salud según tu edad y disponibilidad.
En Argentina la vacuna incluida en el calendario es la conocida como tetravalente. Esta previene de los dos genotipos de alto riesgo más frecuentes (HPV-16 y HPV-18), responsables de cerca del 80% de los casos de cáncer de cuello uterino. Y protege además contra otros dos genotipos de bajo riesgo (HPV-6 y HPV-11), que se asocian con verrugas genitales.
A partir de octubre de 2011, la vacuna contra el VPH forma parte del Calendario de Vacunación argentino para todas las niñas a los 11 años. A partir de 2024, según recomendación de la OMS, se recomienda aplicar una sola dosis de vacuna. En el caso de las niñas y mujeres no incluidas en esta estrategia (las que tenían más de 11 años en octubre de 2011) será necesaria la evaluación individual por parte de un profesional médico, quién definirá en cada caso la necesidad de su adquisición y aplicación en el sector privado. También, se indica la vacuna a todas las personas inmunocomprometidas, con VIH o con trasplantes de órganos entre 11 y 26 años. En estos casos se indican 3 dosis (0-2-6 meses).
Por último, en enero de 2017 se incorporó al Calendario de Vacunación a los varones de 11 años que nacieron a partir de 2006. También se recomienda aplicar una sola dosis. De esta forma, no sólo se disminuye la circulación del virus y, como consecuencia, de la enfermedad en la mujer, sino que también se evita que ellos se contagien de enfermedades asociadas al virus, como cáncer de pene, ano, boca o verrugas genitales. Los casos de cáncer de ano, y de boca y garganta están en aumento y, al contrario de lo que ocurre con el cáncer del cuello uterino, no hay pruebas para detectarlos, por lo que se los identifica en una etapa más avanzada, cuando es más difícil tratarlos.
Seguridad y efectividad de la vacuna
La vacuna es muy efectiva en reducir la circulación de los genotipos de alto riesgo. En países con buenas coberturas de vacunación, los virus VPH 16 y 18 disminuyeron en un 68%, y la presencia de verrugas genitales producidas por virus de bajo riesgo disminuyó en un 61%.
Son muchos los estudios que demuestran que la vacuna es segura. A la fecha, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha evaluado la seguridad en más de 200 millones de dosis aplicadas en el mundo sin que surgieran preocupaciones de un riesgo especialmente alto de complicaciones. Como con todas las vacunas, en ocasiones pueden presentarse reacciones adversas, que se han calculado de 1 cada 100.000 casos. En Argentina la vigilancia pasiva de ESAVI, es decir, eventos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización, da por resultado que de más de 2.000.000 de dosis aplicadas de la vacuna contra VPH desde su incorporación, son 208 ESAVI notificados. Es decir, el 0.01%. De ellos, el 96% fueron leves y moderados y con sólo 8 (el 0,0004% del total de las dosis aplicadas) fueron eventos graves (rash, síncopes vasovagales y broncoespasmo) con recuperación sin secuelas en todos los casos.
¿Cómo se trata?
No existe ningún tratamiento que cure el virus. Sí, pueden tratarse las verrugas o lesiones que provoca el VPH. Las lesiones de bajo grado en general no necesitan tratamiento. Para las otras, según el tipo de lesión se determinará el tipo de tratamiento.