La hepatitis B es una infección hepática producida por un virus que puede causar daño hepático grave y, en algunos casos, conlleva un alto riesgo de cirrosis y cáncer hepático. También, puede causar una infección hepática crónica.
¿Cómo se transmite?
La hepatitis B se transmite por el contacto de mucosas o el torrente sanguíneo con sangre o diferentes líquidos corporales que tienen el virus, al compartir elementos cortantes o punzantes o por relaciones sexuales vaginales, anales y orales sin preservativo. También, de la persona gestante al hijo, fundamentalmente durante el parto. El virus de la hepatitis B puede sobrevivir hasta 7 días fuera del organismo. En ese tiempo, todavía puede causar infección.
¿Cuáles son los síntomas?
El periodo de incubación puede ser entre 30 y 180 días y el virus puede detectarse entre 30 y 60 días después de la infección. Muchas personas pueden no presentar ningún síntoma. Sin embargo, en la mayoría de los adultos, los síntomas aparecen tres meses después de la exposición. Éstos son: fatiga, náuseas o vómitos, fiebre y escalofríos, orina de color oscuro, materia fecal de color más claro, ojos y piel amarillos, dolor del lado derecho del cuerpo, que puede reflejarse en la espalda.
¿Cómo se previene?
La mejor manera de reducir el riesgo de infección por hepatitis B es vacunarse. En Argentina, la vacuna es obligatoria y, desde 2003, forma parte del Calendario Nacional de Vacunación. Desde 2012 se encuentra disponible de forma gratuita para toda la población en los vacunatorios de todo el país, consta de tres dosis necesarias para completar el esquema.
También, se previene usando preservativo en todas las relaciones sexuales, evitando compartir agujas o elementos cortopunzantes y utilizando materiales descartables o esterilizados para tatuajes o piercings, entre otros. En caso de las personas embarazadas, es necesario solicitar los estudios necesarios para evitar la transmisión al bebé.
¿Cómo se trata?
No existe un tratamiento específico para la hepatitis B aguda. Por lo tanto, la indicación se concentra en mantener el reposo, una nutrición adecuada y supervisión médica. La infección crónica por el virus de la hepatitis B puede tratarse con medicación antiviral oral, que retrasa el avance del virus.